01-03-2008
Autor
Dr. J. R. Rivas
Chancellor, Tecana American University

¿Porqué existirán sociedades que giran hacia su autodestrucción en vez de dirigirse hacia el progreso saludable de excelencia, innovación y anticipación?

¿Será necesario cambios en la cultura organizacional y/o gerencia estratégica de dichas sociedades?

¿Será necesario un nuevo liderazgo basado en principios para influir sobre nuestras relaciones, organizaciones, empresas, familias y sociedad en general para que aprendamos a influir con honradez?

¿La respuesta estará en cada uno de nosotros o en la modernización de nuestros países?

Al respecto una cita antigua dice: << Un hombre es sabio, mientras busca la sabiduría. Cuando cree que la ha encontrado, se convierte en un tonto >>.

Para comentar estos aspectos en el presente artículo nos referiremos a la interesante obra del Dr. Blaine Lee, de Covey Leadership Center, sobre El Principio del Poder (1), quien cita en su libro, que Winston Churchill observó: "Cuando alguien llega a la cúspide del poder y ha vencido muchos obstáculos, existe el peligro de que se convenza de que puede hacer lo que desea, que cualquier punto de vista personal es necesariamente aceptable y se puede imponer sobre sus subordinados".

Bajo estas circunstancias, podría ejercer fuerza adicional, obligando a los demás a hacer lo que él desea, o bien regatear o negociar para obtener mejores opciones. Pero sin entender lo que está sucediendo, comienza a perder poder con rapidez conforme sus acciones se vuelven fútiles, irritantes e ineficaces. Sus esfuerzos podrían entonces debilitarse e incluso ser saboteados por aquellos sobre los que quiere influir.

En la mayoría de nosotros, el referido autor señala, existe una inclinación natural al llegar a un puesto en el que pensamos o sentimos que tenemos autoridad sobre los demás, o que se nos autorizó u otorgó poder sobre otros, a utilizarlo para aprovecharnos de ellos y así obtener lo que queremos. Observando la naturaleza humana una y otra vez, queda claro que la mayoría tenemos tendencia a dominar a los demás cuando estamos a cargo de las cosas o cuando se nos pide que seamos responsables de ellas.

Ésa es la principal razón por las que no deberíamos aprovechar la influencia que nos dan las circunstancias. Por ello el cumplimiento de logros pocas veces coincide con la realidad. La gente no tiene oportunidad de hacer cosas valiosas cuando estas trampas morales, fallos de conducta y problemas interpersonales la desvían. Nuestras reacciones, impulsadas por el propio interés, provocan que nos respeten menos aquellos sobre quienes queremos influir, que nos honren menos. Y cuando nos respetan menos, nuestro poder se disipa. En última instancia, nuestro poder desaparece por completo.

<< Algo que estábamos reteniendo nos debilita, hasta que descubrimos que éramos nosotros mismos >> Robert Frost

 

Principios de poder

Al respecto el citado autor señala que si usted tiene miedo, elegirá basándose en lo que quiere evitar. Quienes viven en un mundo de temor ni siquiera piensan que exista el honor y la confianza. Si usted se desenvuelve con justicia, escogerá basándose en lo que desea obtener. Quienes son justos ven que otros se conducen de modo diferente, pero piensan que ese mundo es mejor, o no saben cómo entrar en él. Si vive con honor, para elegir se basa en lo que valora. Sabe que puede hacer más junto a otras personas que solo, que mediante la preparación de los demás se logra lo que es posible, que el mejor modo de obtener influencia sobre ellos es cederles control. Si otros lo honran, lo que se graba en ellos es distinto. Cuando opera con el poder basado en principios, invita a los demás a decir: "Honro y respeto lo que eres y lo que representas. Por eso, voluntariamente comprometo mi vida, mis esfuerzos y mis recursos para asociarme contigo y crear cosas valiosas".

 

Desarrollar el honor es un proceso de toda la vida. No es rápido ni fácil, pero las gratificaciones que ofrece son inconmensurables. Si usted quiere ejercer esta clase de poder sobre los que lo rodean, primero debe ganarse su confianza, respeto y admiración. Para lograrlo, las personas honorables adquieren diez principios básicos de poder:

  • Persuasión
  • Paciencia
  • Amabilidad
  • Enseñanza
  • Aceptación
  • Generosidad
  • Conocimientos
  • Disciplina
  • Coherencia
  • Integridad

Es valioso cultivarlos en nuestras existencias. Aun cuando la fuerza es fácil de aplicar y lograr acuerdos parezca atractivo, con frecuencia es mejor y siempre es valioso ganar con honor.

El poder no es un fenómeno nuevo. Constituye el fundamento del gobierno, la sociología, psicología, historia, religión y otras disciplinas que estudian cómo viven y trabajan las personas, influyéndose entre sí. Puede ser enigmático, porque el poder suele ser muy complejo; y tentador, porque puede seducirnos. Pero también es capaz de inspirar, animar y exaltar, porque tiene facultades de ser utilizado para ayudar a los demás a lograr cosas maravillosas,.

En el estudio del poder e influencia, existen tres caminos que no debemos de dejar de considerar:

El primero es aquel cuyos líderes no temen las consecuencias de sus actos. Quizá la persona tiene la capacidad, autoridad o habilidad de intimidar a los demás, de hacer algo desagradable o incómodo que afecte a otras personas y no le importa.

El segundo lo siguen quienes son influyentes con los demás por lo que puede hacer por ellos, posee la capacidad de hacer algo que los demás desean y eso es su marca de comportamiento para ejercer su poder.

La tercera opción es la propuesta del Dr. Lee sobre el poder, basada en el respeto, la confianza y la lealtad, que hemos mencionado en el presente artículo y que puede cambiar para siempre nuestras ideas y conducta hacia los demás.

 

Referencia:

(1) Lee, Blaine: El principio del poder. Grijalbo Mondadori - Franklin Covey, edición para España, 2000. 144, 145, 157, 158, 27, 29, 30 p.