12-05-2013
Autor
Lic. Omaira Gamboa O.
University graduate in International Relations (UCV-1994). MBA (candidate) TAU.
Law Studies (UCAB-1982-86).TAU Board Member.

El presente artículo redactado con TAU Editorial Team y concluido en  Mayo 12, 2013.  Es extraído de la obra de Robert  J. Ringer “ Million Dollar Habits “ (1990), con algunas adaptaciones realizadas para el TAU Editorial Semestre Mayo-Noviembre 2013.

 

Partiendo de la importancia que tiene la adquisición y desarrollo de buenos hábitos y su importancia educativa, que junto con la naturaleza biológica, que recibimos al nacer, la  vida siempre nos brinda oportunidades para mejorarlos aún en periodos difíciles, una vez que estemos presto a ello. Hoy nos referiremos al importante hábito de la realidad, que sería en palabras de R. J. Ringer “... el hábito principal que lo llevará al éxito...”

La realidad es el fundamento básico sobre el que se asientan todos los hábitos que conducen al éxito, de modo que, lo primero que se necesita desarrollar es el hábito de la realidad. Excepto en caso accidental del destino, por un golpe de suerte, los resultados positivos raramente llegan a personas que tienen una defectuosa percepción de la realidad.

Los seres humanos tienen tendencia a olvidar lo que le parece obvio. Intelectualmente, podemos estar de acuerdo con un punto que resulta aparente del todo, pero cuando llega el momento de actuar, con frecuencia ignoramos lo que nos dice nuestro intelecto y obramos de modo emocional.

Utilizo la palabra emoción porque la realidad es un asunto que la gente tiende a considerar de manera sumamente emocional. El problema radica en que la realidad no es ni más ni menos que la verdad y, como ya advirtió Baltasar Gracián, el penetrante y pragmático jesuita del siglo XVIII, << La verdad es odiada por las masas >>, que tratan de convertir en cierto aquello que aman. Desgraciadamente en el mundo real esto resulta una práctica peligrosa y errónea que conduce a la frustración y al fracaso.

El hecho es que la mayoría de las personas viven un universo totalmente irreal. En su propia mente crean un mundo basado en la idea de que las cosas son como ellos les gustarían que fueran y no como realmente son. Todos nosotros, hasta cierto punto, hemos adoptado la filosofía popular del humorista Ashleigh Brilliant que en cierta ocasión, subrayó: <>.

Con frecuencia la gente dice cosas como ésta: " Ésta es mi realidad. La realidad es diferente para cada persona "  ¡Erróneo ¡ La realidad es, precisamente, la misma para todos. Sólo hay una realidad. Lo que difiere es la percepción individual de esa realidad única. Por percepción entiendo la capacidad de interpretar correctamente los acontecimientos que ocurren en nuestro entorno, de estar en condiciones de captar la diferencia entre lo que es real y lo que es irreal, entre hechos y ficción, entre lo que sirve para algo y lo que es inútil.

Una falsa percepción de la realidad es casi siempre destructora; en ocasiones fatal.

Es absolutamente esencial que una persona comprenda intelectual y emocionalmente que la realidad no es aquello que desea que sean las cosas o lo que parecen ser, sino aquello que realmente es. La persona incapaz de hacer esta distinción encuentra virtualmente imposible tomar decisiones que le lleven a obtener resultados positivos.

Recuerde, las acciones tienen consecuencias.

Sueños contra Realidad

Aunque el desarrollo de una correcta percepción de la realidad no es tarea fácil debido, no en pequeña parte, a que estamos rodeados por un mundo engañoso, lo agradable de ello es que podemos mejorar nuestras prácticas siempre y cuando nos comprometamos con la verdad. Esto significa estar dispuesto a subordinar nuestros deseos y aspiraciones – nuestros sueños, en caso de que existan - a la realidad. Esto no quiere decir que no se puedan tener sueños, sino que no debemos permitir que nuestros sueños y deseos arrollen y se impongan a la realidad. En otras palabras, el amor a la realidad debe ser mayor que el deseo de conseguir la realización de los sueños.

Mientras con mayor frecuencia y rapidez seamos capaces de reconocer la realidad en nuestros encuentros cotidianos, en el ring del mundo de los negocios, la familia o en cualquier otro asunto de nuestra vida, mayores posibilidades tendremos de escapar al habitual estado humano de soñar despierto. Cuando se percibe la realidad correctamente, el engaño ilusorio empieza a desaparecer y, con el engaño fuera de nuestra vida, nos será más fácil enfrentarnos con efectividad a nuestros problemas, sobre una base más racional, lo que a su vez nos conduce a un éxito a alto nivel.

Mantenga en su mente el hábito de la realidad, es el fundamento básico de todos los demás hábitos que valen millones y que le llevarán al éxito. Por consiguiente, es de importancia vital que domine este hábito fundamental.

Redondeando lo antes expuesto, la realidad es el asiento básico sobre el cual reposan todos los hábitos que conducen al éxito.  A veces lo que nos dice el intelecto es ignorado por un obrar emocional, lo que puede llevar al fracaso y a la frustración.

La realidad es una sola, lo que difiere es la manera como percibimos esa realidad, vale decir, saber discriminar que sirve para algo y lo que es inútil, lo que es vital para la toma de decisiones.

Tratar de crear nuestra propia realidad es inútil y peligroso.

El principio fundamental del éxito estriba en que todas las acciones tienen consecuencias.  Lo que conduce al error, es que no siempre se presenta de inmediato la factura por determinadas acciones, pero cuando finalmente ocurre hay una incapacidad para establecer la conexión entre la causa y el efecto.

En referencia al mundo de los engaños, la intención del engaño es el beneficio personal, pero también existe el autoengaño cuyos resultados pueden ser devastadores, desde las enfermedades mentales a una guerra. Por ello es menester trascender nuestro propio mundo de ilusiones auto- engañosas, lo que redundará en el desarrollo del hábito de la realidad.

El miedo a la verdad hace que sea preferible engañarse así mismo, aunque solo se logre retrasar lo inevitable, produciéndose resultados nefastos a largo plazo.

La distorsión de la realidad suele manifestarse también por ese afán de conseguir algo a cambio de nada, el ejemplo más patente es el juego, o la ludopatía, puesto que como a veces se gana, aumenta la ilusión engañosa de que es posible ganar si seguimos insistiendo a largo plazo. Casos graves de autoengaño lo representan  también los mercados donde se tranzan acciones de dudoso valor.

Hay una delgada línea que separa el fracaso del éxito, es la línea que separa la clara percepción de la realidad de la que tienen aquellos que sufren de delirios de grandeza.  Del ególatra también hay que desconfiar.

Desarrollar correctamente la percepción de la realidad, es experimentar voluntariamente las molestias derivadas de esta búsqueda incansable, y es por eso que existen tan pocas personas que poseen la constancia necesaria para conseguir resultados significativos.  Para percibir adecuadamente la realidad hay que habituarse a ser duro con uno mismo, observarse con perseverancia en busca de las causas de nuestros problemas, en el entendimiento de que las causas no radican en circunstancias fuera de nuestro control. 

Ayuda mucho en esta búsqueda de la realidad, el saber apreciar el macromundo y el micromundo, podría alegarse que el micromundo consiste en que alguien nos engañe, mientras que el macrocuadro consiste en aprender cómo distinguir y evitar a esas personas en el futuro. A medida que lo hacemos, se desarrolla la capacidad de las tendencias de la conducta humana, sabremos qué necesitamos saber para evitar o para resolver problemas.

¿La búsqueda de la verdad dónde empieza? En el conocimiento que pueda adquirirse de diversas maneras. También desarrollando el sentido común o buen juicio. Aprendiendo de la experiencia de los demás, pero el individuo ha de conseguir la mayor parte de su saber a partir de la propia experiencia.

Ya para concluir, cuando se percibe la realidad correctamente, el engaño ilusorio desaparece de nuestra vida, enfrentaremos con efectividad nuestros problemas, sobre una base más racional, lo que a su vez nos conduce a un éxito a alto nivel.

Gracias a R. J. Ringer, por su excelente libro.